Cuando se menciona “Deseo” la imagen primera se asocia a deseo sexual. Será por los nombres de las telenovelas que usan este vocablo y también porque parece que todo tiende a ejemplificar “deseo” con las pasiones, especialmente las rebuscadas.
Cada día se desea muchas cosas como desde un antojo, un chocolate o café, simples gustos, hasta en casos extremos, desear el daño directo a una persona incluso desearle la muerte. Pareciera que esto es extremo, pero personas sin ni siquiera reflexionar lo que están diciendo, usan expresiones como “maldito”, “...por qué no se muere...”, “...que beba de su propio veneno...”, y así podríamos enumerar una larga lista de desagradables comentarios hacia otros. Me imagino y hasta aseguraría que si emplazo a quien se expresó de esta manera, me respondería: “Ah...es un decir, una broma, no lo decía en serio...”, bajándole el perfil a sus más hondos deseos.
Pero en sí mismo el Deseo puede abarcar todos los aspectos del ser humano. Además, la intención con la que se invoca un deseo puede tener una amplia expansión dependiendo de cuánta energía concentremos en ello. No importa si después decimos que “no era para tanto”, lo peligroso es que al momento de descargar nuestras energías generamos un movimiento que se pone en marcha y, como se dice, cuando la flecha ha salido no puede volver atrás.
El Deseo por sí, no distingue entre el bien y el mal, sino que solo actúa. Pero el emisor, el humano que ha sido dotado con el don de la palabra, es quien tiene la responsabilidad de manejar estas energías poderosas de una forma biofílica o no.
Experiencias hay muchas como cuando uno dice “...se me cumplió lo que pedí...” u observa coincidencias, las cuales no son tales.
Entonces, la reflexión es a no dejar que el Deseo sea activado por las emociones irreflexivas inspiradas por la ira o el miedo, que son las más poderosas para controlar al ser humano. Las consecuencias de no prestar atención a estas materias efectivamente puede producir el daño deseado a alguien y también al emisor. Por eso es importante guardar esta facultad de poder poner energías en movimiento para aquello que valga la pena, lo merezca y produzca una actividad de potenciar la energía utilizada.
Al igual que una pila el Deseo se puede potenciar cargando nuestra mente con pensamientos que estén en armonía con las leyes del Universo. Ese puede ser el más grande tesoro que podamos tener en la vida. Así como algo valioso lo cuidamos, el Deseo debe tratarse con mucha sutileza, porque se dispara igual que una flecha. Es solapado, porque siempre está ahí, aguardando a que lo enviemos en alguna misión. Simplemente responde, es un muy buen ejecutante, pero no olvidar que no tiene marcha atrás.
Charlie Charlie
Julio 2017
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