Estaba tomando café en el Tavelli y a mis espaldas había una pareja. Él conversaba en voz alta y me llamó a la atención su planteamiento de los “insatisfechos”.
Trataré de replicarlo:
“En una pareja en Chile, porque así somos los chilenos, el hombre considera a su mujer como una dama. Es algo especial, la madre de sus hijos. La considera como una “santa”. Por esta razón, jamás podría hacer con ella lo que le gusta o lo que haría con una ramera. Esta es la principal causa por qué los hombres gustan de relacionarse, sexualmente, con otras mujeres. El hombre se siente insatisfecho, pero no se puede calmar con su “santa” mujer”.
Reflexionando sobre este comentario me doy cuenta de que, según el que estaba hablando, con otras mujeres los hombres liberan todas sus fantasías sin tener cargo de conciencia ni perder la imagen que tienen de su mujer “intocable”.
Por otra parte, ¿y ellas? ¿Quieren ser tratadas como “santas”? Puede ser que también ellas se comporten como tales para que el hombre no vaya a pensar que ellas son unas rameras. Entonces ¿qué hacen? Lo mismo. Se comportan recatadas y prudentes, reprimiendo sus más oscuras fantasías. Luego buscan a un tercero que las satisfaga hasta la saciedad y pierden todo pudor entregándose al placer, total este tercero es solo transitorio y con un objetivo específico.
Como se puede ver, en esta comedia de equivocaciones, se cae en el desenfreno y en el engaño, ya sea por guardar las apariencias, en el caso de ellas o por no perder la fantasía, en el caso de ellos.
Moraleja: Si quiere que su pareja no busque satisfacción sexual en un tercero, entonces:
Para ellos: trate a su mujer como una “santa” en lo público y como una ramera en la cama.
Para ellas: compórtese como una “santa” en lo público y como una ramera en la cama.
Problema resuelto, los insatisfechos no tendrán que buscar a terceros y gozarán con la “santa” que se encuentra a su lado en la justa medida de sus deseos.
Octubre 2018.