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Igualdad Femenina




Cada vez más se presenta la ciudadanía empoderada de sus derechos. Se habla de inclusión e igualdad. Uno de los movimientos más representativos de esta época tiene que ver con la fuerza femenina. Desde sutiles movimientos feministas, bastante ponderados y criteriosos hasta las “Feminazi”, algo similar a los fundamentalistas de cualquier causa. No dejo de encontrar razón en algunos planteamientos donde, más allá de defender “desigualdades”, lo que se está defendiendo son derechamente injusticias. Pero a cada sociedad lo suyo. Estas injusticias tienen que ver con un entorno cultural asociado, razón por la cual, la realidad en un país y sus demandas feministas, no pueden ser necesariamente válidas en otro.

Pero volvamos a lo nuestro. Solo quería explicar que en este escenario donde las mujeres somos súperpoderosas y algunas consideran que ciertas deferencias masculinas son una afrenta a la dignidad, como por ejemplo, dejar que ellas pasen primero en algún lugar o abrir la puerta del auto, yo también “agarré papa”[1].

Una vez el auto de mi vecina tenía el neumático pinchado. Lo vi así en el estacionamiento por dos o tres días. Entonces le hablé por si no se había dado cuenta y le dije que debía cambiarlo, porque si no el neumático podría dañarse. Ella me dijo:

- Gracias, sí sé, pero es que mi hijo no ha podido venir a cambiármelo.

Entonces me salió el espíritu guerrero feminista:

- Pero, ¿cómo? No lo necesitas… es muy fácil cambiar un neumático. Si quieres yo lo hago.

- ¿Y tú sabes cambiar un neumático?

- Obvio – lo dije con esa superioridad que te da el conocimiento…, teórico, pero conocimiento al fin.

- ¿Y tú lo has hecho alguna vez?

- La verdad es que no. La única vez que pinché una rueda, antes de ponerme a cambiarla, se acercó un amable caballero y lo hizo por mí. Pero yo vi todo cómo lo hizo…

Mi vecina después de esta arenga se envalentonó y partimos ambas a cambiar el susodicho neumático.

Yo, sí, yo, el burro adelante, dirigiendo la maniobra:

- Hay que ver si tienes gata[2]… en el manual sale donde colocarla… los autos traen unos orificios especiales donde instalarla… me imagino que el neumático de repuesto tiene aire…ya, ayúdame por aquí…

Bueno, así fue que teníamos la gata montada, todo en orden y la “llave de cruz” en la mano para empezar a soltar los pernos. Le expliqué que antes de levantar el auto se sueltan los pernos. Luego se levanta el auto se sacan los pernos, se cambia el neumático de repuesto, se colocan los pernos, se aprietan, se baja el auto y se terminan de apretar los pernos. Fácil. Para esto no necesitamos de los hombres. ¡Nosotras, qué vamos a ser el sexo débil! Si las feministas tienen razón, ellos nos miran en menos, siendo que nosotras no requerimos de ellos para nada, menos para cambiar un simple neumático.

Entonces, en medio de esta energía de auto-reconocimiento y con la convicción de que nosotras no somos inferiores a ellos y hasta ni siquiera los necesitamos, usando la llave de cruz me dispongo a soltar el primer perno. Lo intento varias veces y nada. No se movió ni un poquito. Yo creo que como es “el perno” estaba apoyando a los machos para dejarnos mal paradas. Ni entre las dos pudimos soltar ni uno de los cuatro pernos de la rueda.

Finalmente, rendidas, mirando la rueda como para hipnotizarla, casi hasta parecía que los pernos se reían de nosotras las “igualitarias”, yo saqué mi teléfono y llamé:

- Aló, hijo… ¿me puede venir a soltar los pernos?

[1] Agarre papa: chilenismo que significa convencerse y actuar.


[2] Gata: nombre popular que se le da al dispositivo hidráulico o mecánico para levantar el auto.

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